Es cierto que el éxito como artista no siempre depende de la técnica. Es cierto que la técnica puede sofocar la individualidad. Es cierto que la técnica en sí misma es una herramienta y no arte. La técnica necesita ser asimilada para que esté al servicio del artista y no a la inversa. Lo mismo sucede cuando aprendemos algo de otros en la vida. Al principio aprender implica copiar y reproducir, pero en algún momento necesitamos despiezar el material y digerirlo, para poder deshechar lo que reprime nuestra naturaleza y aprovechar lo que nos sirve y nos hace crecer.
