Este término se utiliza para referirse a como el público deja a un lado la lógica para adentrarse en la ficción que se presenta en el escenario. Un ejemplo de esto es aceptar la manera en la que transcurre el tiempo o el hecho de que la acción se ve a través de la apertura que deja una cuarta pared supuestamente eliminada de una habitación. Los actores y actrices hacen algo similar cuando utilizan su imaginación para crear circunstancias diferentes a aquellas en las que realmente están. En la vida, esta capacidad puede ser útil o peligrosa. Dejar a un lado la duda de que algo pueda pasar nos puede ayudar a hacerlo realidad. Sin embargo, ignorar lo que sabemos y retirarnos a una fantasía de cómo nos gustaría que fueran las cosas solo retrasa la confrontación. ¡La realidad siempre gana!
