Todavía recuerdo a mi profesor de teatro Juan Carlos Corazza diciendo “el diseño escénico no es lo mismo que el diseño de interiores”. Este es un peligro particular del teatro naturalista, pero la consideración también puede ser útil para otras artes en vivo. La idea principal que subyace esta afirmación es que el diseño escénico no tiene que ver con decorar, sino con apoyar la actuación. Los escenarios tienden a ser lo más neutrales posible, espacio puro. El científico social y filósofo Michel de Certeau en “La Invención de lo Cotidiano” distingue entre un espacio (que es indefinido, común y abierto) y un lugar (que es definido, individual y demarcado). Un espacio es polivalente: sirve para una gran variedad de cosas pero no ofrece características especializadas. Un lugar es específico, apropiado para determinados usos pero falto de versatilidad. Encontrar el punto adecuado a lo largo del espectro entre espacio y lugar sería un paso decisivo para un diseño escénico. Este afinar entre general y específico, versátil y especializado puede extrapolarse a muchas áreas de la vida. Diferentes situaciones pueden beneficiarse de diferentes enfoques.
