Virtuosismo es una gran habilidad técnica en música o danza. En su ‘Manifiesto del No’ de 1967, la bailarina postmoderna Yvonne Rainer rechazaba el virtuosismo junto con el espectáculo, el estilo y la transcendencia de la imagen de estrella. Así reflejaba el espíritu de su época en la danza y su interés por el ser y el estar. El cuerpo tal y como es, haciendo lo que hace y tal y cómo lo hace de manera cotidiana se convirtió en algo digno de una actuación. La línea entre ser y hacer es muy fina, y la propia Yvonne Rainer redimió al virtuosismo en su ‘Un Manifiesto reconsiderado’ de 2008, diciendo que es aceptable en cantidades limitadas. ¿Cuál es la cantidad adecuada? Puede merecer la pena preguntarnos, qué proporción de nuestra identidad se apoya en lo que hacer lo que hacemos en lugar de en ser lo que somos.
